Una auténtica carrera a contrarreloj. La Ciencia busca una vacuna para inmunizar a la población cuanto antes. En la línea de salida, países como China, EEUU, España y algunos consorcios internacionales prueban diferentes aproximaciones que puedan estar listas en el menor tiempo posible. Aún cuando se sabe que una vacuna necesita unos tiempos mínimos de desarrollo y fabricación.
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Por lo que los expertos apuntan que en el mejor de los casos no llegará antes de un año. Puesto que hay varios participantes, nos encontramos ante varios modelos de vacunas: «Unas más sofisticadas con elementos purificados del virus y, otras, denominadas atenuadas, que sí contienen el virus en sí pero menos potente», detalla Gabriel Reina González, especialista en Microbiología y Parasitología de la Clínica Universidad de Navarra.
La diferencia básica, como explica Cristian Smerdou, investigador principal de Desarrollo de nuevos vectores de Terapia Génica del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA), "está en que la china y la estadounidense, debido a su desarrollo sofisticado, tienen unos costes de fabricación más elevados. Sin embargo, la que dan forma en el CSIC, en el laboratorio español de Luis Enjuanes e Isabel Solá, al ser el virus mismo, pero 'debilitado' será mucho más potente y por las características de la misma resultará más barata de producir".
UNA FÓRMULA ANTES DE FINAL DE AÑO
Como subrayó ayer Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, que "la vacuna exista, no significa que esté ya disponible". El experto aseguró, no obstante, que pese a que estas vacunas se encuentran «en sus primeras fases, algunas están siendo bastante prometedoras». Así, insistió que aún falta tiempo para su aplicación real: "Una vacuna puede tener una eficacia buena, pero tiene que ser segura, y además una capacidad de producción suficiente para abastecer las necesidades globales, eso lleva un período mas largo".
Como subrayó ayer Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, que "la vacuna exista, no significa que esté ya disponible". El experto aseguró, no obstante, que pese a que estas vacunas se encuentran «en sus primeras fases, algunas están siendo bastante prometedoras». Así, insistió que aún falta tiempo para su aplicación real: "Una vacuna puede tener una eficacia buena, pero tiene que ser segura, y además una capacidad de producción suficiente para abastecer las necesidades globales, eso lleva un período mas largo".
China tiene, quizás, la fórmula más adelantada. También porque ha convertido su crisis epidemiológica en una auténtica oportunidad: muchos infectados significan grandes volúmenes de pacientes para llevar a cabo ensayos clínicos. La vacuna que ya tienen en marcha está en fase 1. Esto significa que, de momento, se va a probar «sólo para verificar que sea segura y no provoque efectos secundarios en las personas sanas en la que se va a inyectar», explica Smerdo.
La administración china ha acelerado el proyecto de CanSino Biologics, que cuenta con el apoyo del gobierno. De momento, «se trata de coger otro virus como vector, a modo de taxi, que lleva no el SARS-CoV-2 en sí, si no una parte del mismo», expone Smerdo. El especialista apunta de que se trata del uso de un virus híbrido cuya principal ventaja es que «se dan pocos efectos secundarios».
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